Cuando era niña había una serie que me encantaba en la que había 4 niños protagonistas, 3 niños y 1 niña: Reggie. Todos vivían en Hawaii y yo soñaba ser como ella. Atrevida, aventurera y surfista.
Crecí en una ciudad pequeña que estaba muy lejos del mar, así que mi sueño tuvo que esperar varios años.
Y un día, lo hice. Estaba en Perú, era invierno y había escuchado mucho acerca de los viajeros que iban a esa ciudad solo a surfear, yo quería hacerlo y lo hice.
El problema es que en mi cabeza la idea de surfear era la que había visto en las caricaturas de niña. Playa, sol y surf 🏄♀️
Bueno, pues casi le atiné.
Porque cuando planeé el viaje, no calculé el clima, y así llegué a Lima en septiembre, con la lluvia y el frío dándome la bienvenida a Perú.
—No quería decir te lo dije, pero... ¡Te lo dije!
—Ya sé Lucrecia, tú siempre tienes la razón y yo no.
🤷🏻♀️
Sigamos.
Pese a que mi viaje sin plan no salió como lo imaginé, decidí ir a la playa a ver qué tal... Y efectivamente el agua estaba helada.
En esa zona las olas eran perfectas para empezar, caminé por la orilla de la playa y me fui encontrando con muchos surfistas que ofrecían sus servicios de enseñanza.
Así que me animé a hacerlo, programé mi clase para el día siguiente y curiosamente el día de mi clase un pequeño rayo de sol se coló por el cielo gris, fue muy fugaz, pero me dio ánimos para intentarlo.
La clase incluía el traje de propileno que se supone haría más sencillo el entrar al agua fría.
—¿Y si mejor nos vamos? —sugirió Lucrecia al sentir el contacto del agua fría en el cuerpo.
Yo también quería irme, pero mi instructor me dijo,
—Entra sin miedo, ¡lo vas a hacer bien! —y quien sabe cómo o porqué, pero sus palabras borraron las dudas.
El agua empezó a sentirse menos fría conforme daba brazadas para acercarme a la zona de las olas. Previamente el instructor me hizo practicar los pasos para remar, subirme a la tabla y después ponerme en pie.
La primera ola 🌊 llegó y a la señal de ¡Ahora! empecé a remar.
Primer intento. Caída
Segundo intento. Casi me puse de pie, pero, caí igualmente 😅
—Ya casi lo tienes, solo que te da miedo quedarte en pie, tranquila, tú puedes.
Sabía que podía hacerlo, solo necesitaba confiar en mí y creer que podía lograrlo.
Tercer intento. Remé, me puse de pie y... 🏄🏻♀️
Deslizarse por el agua es una de las sensaciones más hermosas que he vivido, me sentía ligera, libre y completamente feliz.
Entonces me hizo sentido la frase:
Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo correcto 👍🏻
Y ahi, cumpliendo mi sueño de niña, pude ver a mi yo de 6 años que se imaginó tantas veces surfeando en Hawaii como Reggie y ahora era realidad.
Después de esa ola 🌊 lo volví a intentar, estaba muy emocionada, y me caí muchas veces, pero hubo otras en las que pude hacerlo y se sentía cada vez más fácil.
Así es con todo ¿no?
Yo digo que sí, por eso intenta, cae, disfruta y relájate un chingo 🏄🏻♀️
Y sí, ya sabes que te lo digo porque te quiero 😘
¿Nos conocemos? 🙃
Si quieres saber un poco más del “contenedor de Lucrecia” es Aquí ✨
Maravilloso muchas gracias 😊, yo también lo voy a hacer...
Después de años llevando a mis hijos y sobrinos a Portugal,al Algarve a aprender surf, me he decidido a probarlo yo...
Ellos alucinan ,shorram todo el año para pagar su curso de surf y les motiva muchísimo.
Yo lo miraba desde la orilla, cazando fotos ,y suspirando por no estar en la 🌊.
Y este año me apunto con ellos al curso!
Gracias por tu texto e inspiración.
Nunca es tarde si la dicha es buena!
Maravilloso, y que moraleja tan buena.