Hoy no te voy a hablar de Facebook, ni tampoco de Instagram.
Hoy te voy a hablar de un algoritmo mucho más sofisticado… uno que, si aprendes a usar a tu favor, puede cambiar tu vida.
Verás, por mi trabajo tengo que estar siempre al día con los constantes cambios de los algoritmos en redes, y con el tiempo me di cuenta de algo curioso: la vida funciona exactamente igual que tu feed de Instagram.
¿Nunca te ha pasado que estás pensando en alguien un montón, y de repente aparece? ¿O que quieres comprarte un coche rojo y de pronto los ves por todas partes?
No es magia.
Es algoritmo.
El algoritmo de tu feed aprende qué te gusta: en qué te detienes, qué compartes, cómo interactúas. Y te muestra más de eso.
Su objetivo: mantenerte ahí, "atrapado", el mayor tiempo posible.
Pues la vida… hace lo mismo.
¿Te gustan los gatitos? Pronto empezarás a ver gatitos por todos lados. Conocerás personas que los aman o los odian. Verás videos, memes, stickers. Y tu universo se llenará de ronroneos.
La cosa es que este algoritmo —el de la vida— no tiene sentido del humor. Tampoco hace juicios.
Ni distingue entre lo que te hace bien o mal.
Su único trabajo es mostrarte más de lo que ya consumes con tu atención, tu energía, tus pensamientos.
Y el nuestro es aprender a usar eso a nuestro favor. Así como puedes limpiar tu feed digital, puedes elegir con qué alimentar tu mente y tu corazón.
—¿Ajá, y los anuncios? —interviene Lucrecia, como siempre metiéndose en lo mejor del chisme—. Ayer me salió un anuncio de un mecánico… ¡y yo ni coche tengo!
—Gran punto, Lucrecia —le digo, aplaudiéndole su sagacidad.
Los anuncios son ese tipo de cosas que parece que no elegimos (aunque a veces sí… sin darnos cuenta). Cosas que aparecen solitas, interrumpiendo nuestros videos de gatitos.
Y entonces, ¿qué hacemos con todo eso que nos llega sin pedirlo?
Fácil.
La misma estrategia que en redes:
¿Te interesa? Míralo, dale like, compártelo, cómpralo.
¿No te interesa? Sáltalo.
—¡Ay ajá! —resopla Lucrecia—. Si fuera tan fácil, no estaríamos como estamos...
—Créeme, si el algoritmo ve que lo ignoras, dejará de mostrártelo.
Así funciona la vida también.
Si hay algo que aparece una y otra vez y tú ya no le das energía… eventualmente, se va.
Recuerda: la vida no te castiga ni te premia.
Solo te devuelve más de lo mismo con lo que interactúas.
Así que dime… ¿qué vas a elegir para ti hoy?
¿Un pensamiento que te alivie?
¿Una playlist que te suba el ánimo?
¿Una acción chiquita que te recuerde que estás viva?
🎯 El algoritmo está observando...
¡Ups! Al final si te hablé de Insta, jajaja, pero fue sin querer... queriendo 😬
Ahora solo...
Relájate un chingo.
Ya sabes que te lo digo porque te quiero 😘
¿Nos conocemos? 🙃
Si quieres saber un poco más del “contenedor de Lucrecia” es Aquí ✨
Jajajjaja jajaja Me he divertido leyéndote, hasta de un meme me he acordado… Google, Instagram espiándote… Algo así decía …😅
**Pero que GRAN verdad haz descubierto. Pasa con las redes, pasa en La vida!! … 👏 😅
Eso es, como iba a ser diferente, si todas estas pantallas las hemos creado nosotros a nuestra imagen y semejanza... jajaj noo sabemos hacer otra cosa, más que replicar y replicar, lo raro es hacerlo distinto, hay esta lo mágico.